El adulto mayor se refugia en muchas ocasiones en el mundo de su pasado, cuando estaba en la adolescencia, en la juventud, en la adultez, porque en esa etapa de sus vidas eran queridos, admirados y ocupaban un lugar preponderante en las decisiones que se tomaban en el seno familiar y además no eran desvalidos.
Es necesario viajar al pasado, para determinar las funciones que se le atribuían a este grupo etareo, pues al cambiar la sociedad, muchas de ellas o cambiaron poco, o se eliminaron, en vez de cambiar también. La función educativa del adulto mayor es insustituible, máxime en este mundo globalizado donde el sistema de valores se deprecia en la medida que los valores materiales subieron de precio ante los espirituales.