Dolores Rondón en el concierto de las leyendas y
tradiciones funerarias.
Dolores Rondón at the concert of funerary legends =
and
traditions.
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1 |
Gricell Aurora Santana Sarduy |
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https://o=
rcid.org/0009-0002-4222-1373 |
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Asis=
tente.
Universidad de La Habana. Cuba |
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Profesor Auxiliar. Universidad de La Habana. =
Cuba |
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Editorial Ciencia Digital |
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Artículo de Investigación
Científica y Tecnológica Enviado: 08/01/2024 Revisado: 20/02/2024 Aceptado: 05/03/2024 Publicado:02/04/2024 DOI: https://doi.org/10.33262/exploradordigi=
tal.v8i2.2962 =
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Cítese: |
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Santana Sarduy, G. A., Jane Gavaldá, M., & Velastegui López, L. E.
(2024). Dolores Rondón en el concierto de las leyendas y tradiciones
funerarias . Explorador Digital, 8(2), 75-86. https://doi=
.org/10.33262/exploradordigital.v8i2.2962 |
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Esta revista está protegida bajo una licencia Creative Commons en la =
4.0
International. Copia de la licencia: http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/ |
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Palabras claves: |
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Resumen Los cementerios decimonónicos forman parte del
imaginario de la fundación de las primeras siete villas en la Isla de Cub=
a,
los que se han dado en llamar Cementerios Patrimoniales, es cada vez más =
el
núcleo del turismo de cementerios. El texto que se presenta, aborda el pa=
trimonio
funerario en relación a las leyendas y tradiciones que en estos sitios se
entretejen. Señala la posible relación incómoda entre el turismo de
cementerios y patrimonio funerario, en parte debido a la falta de volunta=
d de
asociar directamente las visitas a los cementerios con la muerte. Un turi=
smo
de cementerios mal planteado puede socavar el patrimonio tangible e
intangible de los cementerios. Muchos cementerios siguen en uso y, por lo
tanto, deben considerase como ‘patrimonio vivo’, y museos al aire libre. =
Por
lo que se entiende que los sistemas de interpretación deben comunicar los
diversos aspectos de la mortalidad, como elemento del desarrollo
sociocultural de una comunidad. =
Poner
de relieve las dinámicas de leyendas y tradiciones funerarias en un marco
narrativo poco explorado pero necesario ponerlo en valor. Resguardando
valores éticos toda vez que, en el caso de Cuba, muchos de nuestros prime=
ros
cementerios reciben los restos humanos de sus ciudadanos. Este texto propone una mirada desde las
leyendas funerarias que se entretejen en el imaginario popular y que resu=
ltan
un atractivo para el Turismo. |
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Keywor=
ds: Cemeteries, cemetery tourism, funerary heritage.=
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Abstract The nineteenth-century cemeteries are part of the imaginary of t=
he
foundation of the first seven villas in the Island of Cuba, those that ha=
ve
been called Patrimonial Cemeteries, is more and more the nucleus of the
tourism of cemeteries. The text that is presented, approaches the funerary
patrimony in relation to the legends and traditions that are interwoven in
these sites. It points out the possible uneasy relationship between cemet=
ery
tourism and funerary heritage, partly due to the unwillingness to directly
associate visits to cemeteries with death. Poorly thought out cemetery
tourism can undermine the tangible and intangible heritage of cemeteries.=
Many
cemeteries are still in use and should therefore be considered as 'living
heritage', and open-air museums. It is therefore understood that
interpretation systems should communicate the various aspects of mortalit=
y as
an element of the socio-cultural development of a community. Highlighting the dynamics of funerary
legends and traditions in a narrative framework that is little explored b=
ut
must be highlighted. Safeguarding ethical values since, in the case of Cu=
ba,
many of our first cemeteries receive the human remains of its citizens. |
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Introducción
En las grandes ciudades del mundo y en las pequeñas,
nacieron los primeros cementerios desde el siglo XV, y XVI, como necesidad =
de
depositar los restos de los seres queridos, primero, fueron las Iglesias[1],
luego cuando los espacios fueron escasos surgieron estos sitios que hoy
conocemos como Cementerios[2].
Contenedores de obras de arte, leyendas, tradiciones relacionadas con la mu=
erte
y el reposo eterno, con lecturas diversas desde las polifonías de las cultu=
ras;
es además una expresión del Patrimonio, el Patrimonio Funerario.
El patrimonio funerario es posiblemente uno del conce=
pto
menos trabajado en el ámbito de los estudios especializados sobre el patrim=
onio
y el Turismo, este objeto de investigación refleja una compleja relación en=
tre
religión, tradiciones funerarias, arquitectura, y otros elementos del
desarrollo social y cultural, la fusión de las prácticas funerarias se reflejan en las
expresiones materiales e inmateriales del patrimonio, –lápidas, ataúdes, féretros, coronas,
rituales, lamentos, los velatorios, la música de réquiem, las procesiones y=
la
comida, fiestas funerarias, leyend=
as.
Las visitas a los cementerios de hoy no solo están
asociados a los eventos necrológicos, hoy se visita el cementerio con inter=
eses
históricos, investigativos, académicos, turísticos, atraídos por el patrimo=
nio
funerario en cuestión. El estudio del Patrimonio Funerario mal planteado pu=
ede socavar
el patrimonio tangible e intangible de los cementerios. Existen Cementerios=
en
desuso y otros siguen en uso y, por lo tanto, deben considerase como
‘patrimonio vivo’. En estas circunstancias, la interpretación debe reconoce=
r y
respetar los elementos distintivos de la Cultura funeraria de cada comunida=
d,
es el cementerio al decir de Ángela Roja, “una zona especial”, al referirse=
al
lugar que ocupa dentro de la ciudad como espacio urbano; en este caso lo
definimos como la “La ciudad del silencio”.
El Patrimonio Funerario es un atractivo para el turis=
mo,
que cobra fuerza e importancia como modalidad turística, y es nuestra
responsabilidad conservar, promover e interpretar adecuadamente el Patrimon=
io
Funerario. La Carta de Morelia, promulgada en esa ciudad mexicana en 2005,
reconoce las múltiples amenazas que pesan sobre los cementerios, entre esta=
s la
reurbanización y la insuficiente protección normativa, de gestión, salvagua=
rda
y de apoyo financiero (2005). El esfuerzo de conservación de los camposanto=
s se
ha ampliado gracias al interés académico en el valor histórico de los grand=
es
cementerios, lo que refleja a su vez un renovado interés por la estética del
siglo XIX. El imperativo de proteger los principales cementerios supone una
enorme carga económica y siempre se ha dado el caso de que la inversión en
conservación se ha justificado, y en parte finan-ciado, por la afluencia de
visitantes[3].
Múltiples estudios se han realizado del Patrimonio
funerario desde los elementos arquitectónicos, desde la propia historia del
arte,( combinación =
del diseño
paisajístico, variedad de esculturas, conjuntos escultóricos de diversos
estilos, monumentos conmemorativos que convierten el cementerio en un sitio
histórico) por los códigos, signos, que dan una lectura de las posiciones d=
el
hombre ante la muerte desde la antigüedad, es este caso nos adentraremos en=
las
leyendas surgidas de la vida terrenal de las almas que reposan, y los milag=
ros
que realizan después de la muerte, según el imaginario popular, los proceso=
s de
preservación como plantea Rugg. J. en el caso de los monumentos son muy
costosos, pero mayor riesgo corre los elementos inmateriales del Patrimonio
funerario, pues el desarrollo sociocultural de la humanidad, impone nuevas
prácticas, y muchos restos mortales no se depositan en los campos santos,
cumpliendo la última voluntad del difunto, aun cuando los rituales definidos
por la teología desde la antigüedad, con un marcado carácter religioso se p=
ractican
como elementos de cada cultura, por los elementos de espiritualidad que
encierran. El respeto por la muerte, sus significados en sentido de perdida=
se
mantienen intactos desde la cultura funeraria.
Rugg, J. plantea que: El turismo de cementerios posee=
un
papel que desempeñar en la protección e interpretación del patrimonio funer=
ario,
pero el debate académico actual señala una actitud ambivalente en relación =
con
la voluntad de asumir ese rol. Cuando la ambivalencia se traduce en una fal=
ta
de preocupación por el patrimonio funerario, existe el peligro real de que =
el
turismo de cementerios pueda dañar y distorsionar las historias que cuentan=
los
cementerios sobre la forma en que las diferentes sociedades llegan a un acu=
erdo
con la muerte. (Rugg, J. 2021. P. 31)
Poner de relieve las dinámicas de ‘funcionamiento’ del
cementerio es un marco narrativo poco explorado y es necesario ser conscien=
te
de que las formas de interpretación pueden sesgar el esfuerzo de conservaci=
ón.
Asimismo, se pueden plantear cuestiones éticas. En el texto sugerimos que, =
como
mínimo, esa interpretación debería demostrar cómo la humanidad, en todas las
épocas y culturas, se ha esforzado por aceptar la muerte como el fin del ci=
clo
de la vida, pero con visiones diferentes.
Los cementerios, despiertan un doble sentimiento: por=
un
lado, cultivamos una negación en torno a ellos, pero por otro, el aporte
histórico que brindan a quienes se sumergen en el pasado para conocer y
difundir aquello que ocurrió aún antes de nuestra llegada a este mundo.
Por esto, las visitas turísticas, permiten comprobar =
cómo
desde un sitio tan particular, se pueden recuperar valores de la historia l=
ocal
y porqué el lugar merece el mayor de los cuidados y el respeto hacia quienes
aquí quedaron para reposar en paz. Los cementerios constituyen en todos los
casos una fuente invalorable a la hora de hallar algunos testimonios que ha=
cen
a la historia de los pueblos, donde se hallan inhumados muchos de quienes f=
ueron
figuras destacadas de nuestro país. lo
largo de su historia.
Este artículo aborda el Patrimonio Funerario centránd=
ose
específicamente en la importancia de los cementerios como lugar y expresión=
de
ese patrimonio, al tiempo que considera algunos de los elementos asociados,=
en
aras de poner en valor el Patrimonio Funerario inmaterial, en este caso des=
de
el Patrimonio Inmaterial, como hemos explicado, en criterio de las autoras, las expresiones del patrim=
onio
están estrechamente vinculadas, lo material y lo inmaterial, pues cualquier
elemento que evaluemos del Patrimonio en estas dos clasificaciones
globalizadoras, están representadas las artes decorativas, los inmuebles, l=
os
documentos a través de leyendas y
tradiciones, costumbres, en este c=
aso en
el Cementerio de la Ciudad de Camagüey, Cuba, donde muchos turistas son
atraídos por la leyenda de Dolores Rondón.
El Cementerio de Puerto Príncipe. Hoy Camagüey.
El Cristo del Buen Viaje.
La villa de Santa María del Puerto del Príncipe no ll=
egó
a consagrar su cementerio desde tan temprana fecha, Fundada en 1514, hoy es=
tá
cumpliendo sus 510 años de fundada, sirva este artículo de celebración y
homenaje. (García, A. 2010). La primera referencia que se tiene respecto a
gestiones para la creación del Cementerio General data del 15 de octubre de
1790, cuando don José de Villavicencio Varona, síndico procurador general d=
el
Ayuntamiento, solicitó la utilización del de la iglesia del Santo Cristo del
Buen Viaje como único cementerio en la periferia de la Villa, solicitud que=
fue
denegada, pues al parecer los integrantes del Ayuntamiento principeño desco=
nocían
o ignoraban la Real Cédula dictada por Carlos III desde 1787. Las gestiones=
demoraron
varios años y no hubo construcción alguna, sino que se procedió a la adapta=
ción
del camposanto perteneciente a la iglesia del Santo Cristo como Cementerio
General de la Villa. Únicamente se cerró un cuadrado de 95 varas, después
conocido como Primer Tramo. La inauguración y bendición tuvo lugar el 3 de =
mayo
de 1814, por el sacerdote más antiguo de la ciudad, Juan Nepomuceno Arango y
Cisneros.
Es el Cementerio El Cristo del Buen Viaje, el Cemente=
rio
más antiguo en uso en el país, y como todo cementerio es un espacio para re=
ndir
culto a las almas que allí reposan, pero además nacen de entre sus muros
sorprendentes leyendas, que atraen a visitantes nacionales y extranjeros.
Figura 1
Puerto Príncipe. (1832). Plano confeccionado por
Francisco Lavallée, Se destaca en el círculo Rojo el espacio del Cementerio=
.
La primera ampliación del cementerio de El Cristo del
Buen Viaje es entre 1835 y 1839, dotó a este primer espacio con dos manzanas
más; así se completó el tramo amurallado, además de agregarse parte del seg=
undo
tramo de la avenida principal. Entre los años 1859 y 1861, se volvió a nece=
sitar
la ampliación del espacio, así hasta quedar como lo conocemos hoy, el
cementerio creció, como creció La Villa de Santa María del Puerto del Prínc=
ipe,
Hasta convertirse en la ciudad de Camagüey, un espacio Urbano que se ha
distinguido entre las ciudades cubanas por sus leyendas. (Gómez, Lourdes, c=
omp.
2009. P. 15).
Una de estas leyendas y de las más conocidas es la de
Dolores Rondón.
¿Quién f=
ue
Dolores Rondón?
Nacida a inicios del siglo XIX, en la calle Hospital, barriada de El Cristo,
era hi=
ja
ilegítima de Vicente Rams, un próspero comerciante catalán,=
que
se estableció en Puerto Príncipe, dueño de la tienda Versalles, en la calle
Candelaria. Vicente, sostenía relaciones extramatrimoniales en
secreto con una mulata de quien tuvo una hija excepcionalmente hermosa. Dio=
a
su madre todos los recursos necesarios para la crianza de su hija, pero se =
negó
a darle su apellido. Fue bautizada entonces con el apellido de su madre, co=
n el tiempo, se convirtió Dolores en la mulata más bella<=
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de la humilde barriada, una perla morena de andar cadencioso. ( La muchacha
creció y era hermosa, refinada, orgullosa e inalcanzable para los hombres d=
el barrio
humilde donde creció. Es entonces cuando Agustín de Moya, hombre humilde cu=
yo
oficio era el de barbero y que además era poeta por vocación y aficionado a
improvisar décimas populares, cautivado por la belleza de la joven, le dedi=
caba
numerosas esquelas amorosas. A ella tal vez no le desagradaba,
pero tenía ambiciones mayores, pues su mayor deseo era tener amores con un
hombre de mejores posibilidades económicas. Ella, al parecer, no correspondió al amor del poeta
mulato, no obstante… Un tiempo después, contrajo matrimonio con un oficial
español. Había logrado sus sueños, como lo afirma la voz popular, vivir en =
una
casa en un barrio de abolengo. Como el destino de estos regimientos era no
establecerse definitivamente en la ciudad, no mucho tiempo después el
matrimonio salió de ella, quién sabe a dónde. Transcurrie=
ron
los días y el barbero no volvió a tener noticias de Dolores, a la que fue
olvidando mientras pasaba el tiempo entre su pequeño negocio, las aficiones
literarias y las obligaciones que su oficio de barbero le imponía en los
hospitales de la ciudad, pues por entonces estos debían servir, además, com=
o sacamuelas
y sangradores. En 1863 la viruela
asediaban el pueblo y Moya dedicaba todo su esfuerzo y tiempo a prestar sus
servicios en el Hospital de Mujeres, El Carmen, donde se hacinaban aquellas que estaban más escasas=
de
recursos y no podían pagar un médico privado. El aspecto de un hospital como
este en tiempos de epidemia daba horror. Allí, mientras atendía a una enfer=
ma,
creyó reconocer aquel rostro desfigurado por las huellas de la enfermedad a
quien ya la muerte asechaba. Era Dolores Rondón, pobre, enferma, abandonada=
a
la caridad pública, quien quizás había regresado viuda y sin ahorros a vivir
una vida anónima en la ciudad donde nació. Según la leyenda e=
lla
no lo reconoció. Él la ayudó en lo posible, pero no había tiempo ni recurso=
s.
Se dice que tarde en la noche abandonó angustiado el hospital y regresó
temprano en la mañana con algunos recursos para aliviarla, pero era demasia=
do
tarde: la legendaria Dolores había fallecido durante la noche y su cuerpo h=
abía
partido en una carreta hacia el cementerio general. Su destino era la fosa común. Puso Moya el epitafio
aleccionador sobre la fosa donde
yacía la que fuera su amada en la citada tabla que él mismo restauraba cada=
año
mientras la vida se lo permitió. La poesía apareció hacia 1883. Esta=
ba
escrita con letras negras en una pequeña pieza de cedro pintada de blanco. =
Una
estaca de madera dura la fijaba en la tierra de una tumba. El texto era conocido por todos =
y en 1935, por iniciativa del
alcalde de facto, Pedro García Agrenot, se construyó un túmulo en el que es=
tá
grabado el epitafio. Este fue ubicado en la zona más aristocrática del
cementerio, como una ironía del destino o, quizás, como una manera de cumpl=
ir
los sueños de la difunta en su última morada. No se sabe de sus restos,
perdidos tal vez, pero el túmulo sigue allí, y su texto es conocido de memo=
ria
por el pueblo camagüeyano que creó al personaje y su leyenda. Aquí Dolores Rodón finalizó su carrera ven mortal y considera las grandezas cuáles son el orgullo y presunción la opulencia y el poder, todo llega a fenecer pues solo se inmortaliza el mal que se economiza y el bien q=
ue
se puede hacer. Desde enton=
ces,
todo el que llega al lugar donde se dice que reposan los restos de la Dolor=
es,
quedará envuelto por el misterio de la leyenda y la fragancia del pequeño r=
amo
de flores que acompañan a la cruz y al epitafio. Es la histo=
ria
de un amor imposible, los desdenes de ella y las cualidades que él estimaba
fueron sus defectos. Esta es la leyenda, inmortalizada en libros y hasta en
piezas teatrales y, por consiguiente, enriquecida. Los historiadores han
encontrado la existencia real de una parda, María Dolores Aguilera, hija
natural, por lo que también aparece como Dolores Rondón. Nació en 1811. Mur=
ió
de tisis en 1863, soltera y sin descendencia. Fue enterrada de limosna. Conclusiones: ·&nb=
sp;
En general, el turismo de cementeri=
os
está consiguiendo captar clientes internacionales interesados y las visitas=
turísticas
al Patrimonio Funerario, en el ámbito del Turismo ha comenzado a considerar=
las
visitas a los cementerios como un modelo particular de experiencia turística
donde los visitantes disfrutan del patrimonio artístico, arquitectónico,
histórico, paisajístico y las tradiciones y leyendas. ·&nb=
sp;
Podemos plantear que el Patrimonio
Funerario, es una opción relativamente nueva, que va ganando espacio dentro=
de
la modalidad de turismo cultural, donde Europa es pionera con una ruta que
integra 60 cementerios patrimoniales. ·&nb=
sp;
La Interpretación del Patrimonio
Funerario, tiene características propias, pues se debe tener en cuenta que =
es
un recinto luctuoso, comunicar el mensaje con solemnidad desde los diversos
elementos de la mortalidad, un mal uso interpretativo puede socavar el
Patrimonio material e inmaterial de estos espacios, reconocidos como Museos=
al
aire libre o abiertos. Conflicto
de intereses No
existe conflicto de intereses en relación con el artículo presentado=
Cementerio Cristo del Buen Vi=
aje.
Avenida Principal y Muro perimetral. Iglesia del Crist=
o,
puerta principal de acceso al Campo Santo. Epitafio de Dolor=
es Rondón,
Cementerio General de Camagüey. Referencias bibliográficas. García, Adela M. (2010). Estrategia de conservación d=
el
patrimonio cultural del Cementerio General de Camagüey. Tesis Doctoral,
Instituto Superior de Arte La Habana. Cuba. García Suarez, A.(1990). Yo veía un pueblo Grande.
Editorial Política. La Habana. Cuba. Méndez Martínez. R. (2010). Leyendas y Tradiciones del
Camagüey. Editorial Adagio. La Habana. Cuba. Gómez, Lourdes, comp. (2009). Camagüey y Ciego de Ávi=
la,
Guía de Arquitectura y Paisaje. An Architectural and Landscape Guide. Junta=
de
Andalucía-Consejo de Vivienda y Ordenación del Territorio. Sevilla Camagüey=
. González Del Valle, Domingo. A. 1893. Legislación sob=
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Matanzas, Santa Clara y Puerto Príncipe. TESIS PRESENTADA EN OPCIÓN AL TÍTU=
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ACADÉMICO DE MÁSTER EN RESTAURACIÓN Y REHABILITACIÓN DEL PATRIMONIO EDIFICA=
DO Red mexicana de estudios de espacios y cultura
funerarios. (2013). Costumbres, Rituales y Espacios Funerarios. Editorial d=
e la
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Puebla. Rojas, Ángela. 1985. Introducción al urbanismo.
Departamento de Ediciones del ISPJAE. La Habana. Cuba. Rugg, J. (2021). TURISMO DEL PATRIMONIO FUNERARIO:
DEFINICIONES Y PRINCIPIOS. REVISTA MURCIANA DE ANTROPOLOGÍA. No. 28. España=
. El artículo que se publica es de exclusiva responsabilidad de los autor=
es y
no necesariamente reflejan el pensamiento de la Revista Explorador Digital. El artículo queda en propiedad de la revista y, por tanto, su publicaci=
ón
parcial y/o total en otro medio tiene que ser autorizado por el director de=
la Revista Explorador Digital.
[1] fueron las investigaciones relacionadas con la salud e higiene las que
dieron al traste con los enterramientos en iglesias y conventos, práctica q=
ue
se realizó hasta el Siglo XVI, aproximadamente en las colonias españolas en
América Latina.
[2] Estas a su vez influirían en =
los
reglamentos y registros a los que estarían sujetos los nuevos cementerios q=
ue
se edificarían en las afueras de ciudades y pueblos de la Isla de Cuba. Tal=
es
el caso del excelente texto Legislación sobre cementerios con la memoria, r=
eglamentos
y tarifa de Colón, escrito en 1893 por el destacado Doctor Ambrosio G. del
Valle. El texto aborda aspectos teóricos, culturales y técnicos en relación=
con
estos lugares.
[3] Rugg, J. (20=
21).
TURISMO DEL PATRIMONIO FUNERARIO: DEFINICIONES Y PRINCIPIOS. REVISTA MURCIA=
NA
DE ANTROPOLOGÍA. No. 28.P. 39
ISSN: 2661-6831 Vol. 8 No. 2, pp. 7586
www.exploradordigital.=
org Desarrollo Turístico =
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